martes, 14 de mayo de 2013

[DÍA 3] Cómo amar a un robot en diez días

Título: Cómo amar a un robot en diez días
Autor: immodicus
Resumen: Yoochun necesita algo de organización en su vida. Junsu es enviado para ayudarlo.
Rating: PG-13
Personajes: yoochun, junsu, jaejoong, yunho, changmin 
Parejas: yoochun/junsu
Genero: romance, AU
Traducción: xiaholica y Yuri

Día 1 | Día 2 |

Yoochun despertó a mitad de la noche con la necesidad incontenible de inclinarse hacia el lado de su cama, y vomitar. Sorprendentemente, logró contenerse y enfocó sus ojos en una sombra particular en la pared. Le agradeció silenciosamente a cualquier dios que  existiera en algún lugar por darle fuerza de voluntad tan temprano en la mañana. Normalmente podría beber y beber hasta que no podía pararse bien pero aun así no se enfermaba. Tal vez, meditó Yoochun, era porque en realidad había estado comiendo bien por los últimos dos días en vez de existir a base de café y canciones tristes.

“Ugh.” Gruñó cuando lo golpeó otra ola de nauseas.

“¿Yoochun?”

Yoochun casi vomitó por pura sorpresa cuando la voz preocupada de Junsu apareció muy cerca de su oído.

“¿Estás bien, Yoochun?”

“Creo…” Yoochun intentó no visualizar sus panqueques terminando sobre su cubrecama. Excepto, al hacerlo, la visión era bastante clara. “Oh no…”

La cara preocupada de Junsu apareció. “Yoochun, ¿qué pasa?

“Baño.”

“¿Necesitas el baño?”

Yoochun asintió y se arrepintió instantáneamente. “¿Por favor?”

Junsu prendió la luz y Yoochun apretó sus ojos por el dolor. Por qué decidieron hacer la luz brillante tan… brillante. Se rió de su propia broma. Oh, cresta, reírse era una mala idea.

“¿Requieres de atención médica?”

Yoochun abrió sus ojos y notó que Junsu estaba mirándolo con algo de sospecha. “Um, no. Pero por favor, baño. Enfermaré.”

Asintiendo, Junsu retiró las colchas de la cama de Yoochun, pasó sus manos bajo el cuerpo de él y lo levantó.

Yoochun pestañó al ser acurrucado en el pecho de Junsu y llevado desde su pieza hasta el baño. Aún un poco intoxicado, se agarró de su cuello, confundido.

“Bromeaba cuando dije que deberíamos casarnos.”

“Esta es la manera más eficiente de transportarte.”

Junsu caminó tranquilo. Yoochun
pudo sentir la fuerza inesperada de su cuerpo.

“Debo ser pesado.” Dijo Yoochun. Apretó su cara contra el cuello de Junsu y trató de ignorar las quejas en su estómago.

“Para nada.” Junsu empujó la puerta del baño y puso a Yoochun de pie de manera gentil. “No pesas mucho.”

Yoochun se hubiese ofendido por esta ligera falta de masculinidad, pero la necesidad de vaciar su estómago aumentaba definitivamente.  Buscó el asiento del baño y se las arregló para levantarlo justo a tiempo.
Quemaba. Era completamente asqueroso. “Mierda”, gemía entre descargos.
“Shh”, Junsu lo calmaba. Yoochun apenas se daba cuenta que Junsu se estaba arrodillando a su lado. Una mano en su espalda, no frotándolo o persuadiéndolo, solo ahí.
Escupiendo en el baño una última vez, Yoochun se sentó y desplomó contra la tina continua.
“Fue agradable”.
Junsu no dijo nada. Se paró, llenó un vaso de agua y se lo pasó a Yoochun.

“Gracias”. Lo aceptó agradecidamente y se lo tomó lentamente. “Lo siento”.
“Por favor, no te disculpes”. Junsu sostuvo su mano. “Es mi trabajo ayudarte”.

Las palabras se retorcieron dolorosamente alrededor del corazón de Yoochun, solo por un segundo. Él era trabajo para Junsu, solo un trabajo. Yoochun no sabía por qué dolía tanto. ¿Tal vez porque Junsu se parecía mucho a un humano? Tanto que era desconcertante y Yoochun no podía olvidar que él estaba hecho de cables y de piel fabricada.
“Claro.” Bajó el vaso y trató de pararse.
“¿Te gustaría un poco de ayuda?, Junsu le ofreció un brazo.
“No, gracias”, dijo Yoochun. Trató de levantarse con piernas tambaleantes. “Deberías recargarte”.
Junsu bajó el brazo y asintió, con sus ojos abatidos. Yoochun tenía un mini Yoochun en su cabeza mirándolo con desapruebo por ser tan estúpido. Tal vez debería volver a la cama y dormir hasta que se esfumara el alcohol.
“Estaré bien”. Yoochun sonrió a medias. “No gastes tu batería… lo que sea, en mí”.
Junsu hizo sonar su lengua impacientemente y Yoochun quería apretar esa pequeña pieza adorable.
“¡Es mi trabajo!” Junsu puso las manos en su cadera y lo miró hacia abajo, quien trató de aguantar una risa. Falló.
“Junsu, por favor. En serio aprecio todo”. Alcanzó a acariciar su rodilla. “Pero probablemente me quedaré aquí hasta que el pulpo en mi estómago deje de tratar de escapar”.
Junsu se vio espantado. “¿Pulpo? Definitivamente debería quedarme”.
Suspirando, Yoochun llevó sus rodillas a su pecho y puso su cabeza entre ellas. “Es una manera de hablar. O algo”.
Sintió algo cálido a su lado. Yoochun volvió su cabeza al lado y vio a Junsu descansando a su lado en el piso”.
“Quiero quedarme”, dijo Junsu. Puso un brazo en el hombro de Yoochun, acercándose a él. “Solo en caso que el pulpo escape”.
Yoochun sonrió y descasó su cabeza en el hombro de Junsu. Una dulzura eterna.
X



Cuando Yoochun despertó tres horas después, estaba increíblemente incómodo. Su cuello le dolía por la extraña posición y también sus extremidades por el piso duro. Gimió y trató de sentarse bien. El brazo de Junsu aún estaba a su alrededor.
“Auch”. Falló. Yoochun se golpeó la cabeza en la tina en un intento de zafarse de su agarre. “Junsu”, susurró, “estoy despierto”.
Ninguna respuesta. Yoochun miró hacia el lado y se sacudió en sorpresa. Junsu estaba mirando hacia adelante, con los ojos muertos y desenfocados.
“¿Junsu?”
Aún nada. Yoochun forcejeó del agarre de Junsu y se zafó. Su mente corrió por cerca de diez segundos antes de hacer clic. ¡La caja! Junsu no se había recargado. Yoochun puso los ojos en blanco. Tonto estúpido, borracho, egoísta.
Al pararse, Yoochun frunció la frente al pensar. ¿Cómo se hace? Normalmente era él quien era cargado como un saco de papas. Nunca lo había hecho con alguien.
“Claro”, dijo con resolución. Poniendo sus brazos bajo las rodillas y la espalda de Junsu, se agachó y juntó todas sus fuerzas.
Nada.
“Ugh”, Yoochun gimió. Hizo una nota mental para nunca casarse; cargar a alguien por el umbral sería un gran fracaso.
Nada más que hacer. Sería levantarlo al estilo bombero.
Movió a Junsu y se agachó para poder encajar su hombro con la cintura de él. “Vamos”, gimió, agarrando los muslos de Junsu, “eres un gran bulto”.
Yoochun tropezó un poco al enderezarse. Jesús, los robots eran pesados. Se dirigió a la puerta y se encogió cuando algo se estrelló con el piso. Estúpida jabonera de cerámica. Estúpidos pies de robots.
Caminar por el pasillo a la sala de estar resultó ser más fácil de lo que Yoochun pensaba. Sin embargo, estaba agradecido que nadie podía verlo por la ventana. Ser arrestado por asesinato de robots no se vería bien en su currículum. Entró a la sala de estar y pisó un pedazo de papel.
“Mierda”. Se tropezó un poco y Junsu se tambaleó peligrosamente en su hombro. Yoochun hizo lo primero que se le vino a su mente – agarró el trasero de Junsu para mantenerlo en lugar. Puramente inocente, por supuesto. Era la parte más grande del robot y estaba ahí mismo. No era como que Yoochun trató de suprimir la sensación, pero maldición, era un trasero firme.
“¿Qué diablos estoy haciendo?” Yoochun hizo una mueca. “Manoseando a quien ayuda en la casa y hablando solo. Hijo de p-”. Bajó a Junsu y lo sostuvo contra la caja de metal de RoboStem, con un brazo en su pecho para mantenerlo en lugar.
¿Cómo se abría esto?
Oh, sí. El pequeño identificador de huellas digitales. Yoochun presionó su pulgar en la pequeña pantalla y dejó salir un ruido de triunfo cuando la caja se abrió.
Aunque lo que no se esperaba, era la música que comenzó a sonar. La canción que Yoochun le tocó a Junsu ayer. Sonrió, feliz de que Junsu no estaba despierto para verlo. Arrastró a Junsu y se las arregló para empujarlo dentro de la caja.
Junsu inmediatamente se enderezó. Cerró los ojos y la escalofriante voz electrónica femenina bramó un “¡recargando!” a Yoochun.
“Dulces sueños”. Yoochun susurró y cerró la puerta. Miró el reloj en la pared y rezongó – ocho a.m. Despertaría a Junsu en la tarde.
Ahora, ¿cómo exactamente se hacían los panqueques?
X

Cinco horas y tres tandas de panqueques quemados después, Yoochun desempolvó sus manos y tocó su estómago. Afortunadamente no se envenenaría con comida.
“¡No deberías estar cocinando!”
Yoochun casi se cayó de la silla cuando Junsu apareció en la cocina. Honestamente, ¿de qué estaban hechos los robots? Éste tenía el peso de un elefante y caminaba como una pantera.
Una vez que Yoochun que Yoochun detuvo su corazón de tratar de salir de su tórax, le sonrió a Junsu. ¿Por qué no? No estoy inválido”.
Junsu negó con la cabeza y comenzó a limpiar. “Es mi trabajo”.
“¡Te estabas recargando!”, Yoochun dijo enfadado. “Lo que fue mi culpa, debo agregar. No quería eh, despertarte muy temprano”.
“La Placa Madre me puso en modo de recarga de emergencia”, dijo Junsu, subiendo la voz por encima del estrépito de los platos. “Gracias por devolverme a la caja. Lamento el inconveniente”. Se dio vuelta e hizo una referencia disculpándose”.
Yoochun hizo una seña con la mano a Junsu con desdén. “Olvídalo”. Se paró y sonrió. “¿Soñaste con ovejas eléctricas?”
Junsu terminó de ordenar y miró a Yoochun por un segundo antes de interrumpir con una sonrisa condescendiente. “Oh Yoochun. El campo de la robótica aún no ha alcanzado las ovejas”.
Yoochun no sabía por qué estaba sorprendido. “Claro, por supuesto”. Un rápido cambio de tema, por favor. “Quiero llevarte a una parte”.
Junsu ladeó la cabeza a un lado. “¿Sí?, ¿a ver a Jaejoong, Yunho y Changmin?”
Yoochun rascó su nariz para esconder una sonrisa. “No. Quiero llevarte a la playa.”
Los ojos de Junsu se iluminaron inmediatamente. “¿La playa?, ¿tienes un MoFlo?”
“No, pero mi tío Lee tiene un concesionario”. Estúpido tío Lee. Yoochun frunció el ceño. “En fin, no. Tengo un auto”.
“¿Un auto?” Junsu pestañeó.
“Ya me lo imaginaba.” Yoochun tomó la mano de Junsu y lo sacó de la cocina. “Ven conmigo”.
X

Junsu se sentó dentro del auto de Yoochun y miró. Su rostro era una foto; asombro mezclado con un poco de emoción suprimida. Yoochun sintió ganas reírse. Junsu era un niño atrapado dentro de un cuerpo sintético.
“No sabía que la gente seguía manejando autos”.
Yoochun asintió. “No muchas personas lo hacen”. Ajustó los espejos y prendió el motor. “En especial manejar un modelo antigüo. Ahora no te muevas por favor.”
Los ojos de Junsu se abrieron en sorpresa. “Lo siento, ¿soy muy ruidoso?”
“¿Qué?” Yoochun se rió. “Me refería a abrocharte el cinturón”.
“Oh”. Junsu visiblemente se relajó. “¿Dónde está?”
Yoochun sacudió su cabeza y se inclinó para tirar el cinturón al lado de la cabeza de Junsu. Yoochun se halló presionándose contra el robot, sus rostros tan cerca que Yoochun  podía sentir el aliento de Junsu en su rostro. Era divertido, Yoochun reflexionó sobre lo suave y cálido que era el cuerpo del otro. Todos los robots de las películas antiguas eran de metal y extraños, y aquí estaba este pequeño bombón escultural sentado en su asiento de copiloto y que quiere hacer todo por él.
¿Se acaba de referir a él como un bombón?
“Aquí vamos.” Yoochun tiró del cinturón. Se sentó bien, aguantando las ganas de lamer la oreja de Junsu y prender su “encanto” (o como sea que Changmin lo llamara).
El cinturón sonó ajustándose y Junsu le sonrió, con una anticipación evidente en sus ojos. A Yoochun le gustaba poder mostrarle a Junsu como vivía. Era refrescante poder encontrar tal mente inocente,  aún no hastiado por las máquinas, a pesar de ser una. Tal vez ese era el punto.
“Oh, ¿qué es esto?” Junsu se inclinó hacia adelante y alcanzó una pequeña perilla en el panel frontal de controles.
“No, no toques eso, es—”

“¡Oh!” Junsu se alejó rápidamente, con el rostro retorciéndose de dolor.
“—un encendedor.” Yoochun veía como Junsu miraba su dedo quemado con curiosidad. “Pásamelo. Dolerá más si no tratas de sanarlo”. Tomó la mano de Junsu y deslizó la punta del dedo dentro de su boca, succionando ligeramente su herido.
Junsu lo miró y Yoochun repentinamente se sintió,  inusitadamente extraño. “Yo—” sacó el dedo de Junsu de su boca para hablar y soplar un poco, “—la sal ayuda a sanar…” se fue apagando y miró hacia otro lado, dejando caer la mano de Junsu.
“Gracias”, dijo Junsu tranquilamente. “Pero me puedo curar solo. Mi piel está programada para repararse sola rápidamente con alto rendimiento”.
Oh. Yoochun dio vuelta la llave del motor y sacudió su cabeza. Junsu era solo un robot. “Por supuesto. Lo siento”. Le sonrió rápido y salió del estacionamiento. “Vamos.”
Junsu asintió y se acomodó en el asiento. Cinco minutos después de salir, Junsu se inclinó hacia adelante nuevamente y estudió el encendedor.
“Yoochun, ¿fumas?” Preguntó luego de un minuto.
Yoochun miró cautelosamente a Junsu. “A veces.”
Junsu hizo sonar su lengua y sacudió su cabeza en desaprobación. “No deberías”.
Oh dios, pensó Yoochun, aquí viene otra cátedra de salud.
“Fumar puede causar serias enfermedades, Yoochun. Pone tu piel amarilla y puede afectar tu vida sexual”.
Eso era nuevo. “¿Sí?”, le giño a Junsu. “¿Y qué te importa mi vida sexual?”
Junsu dudó y se sonrojó. “Eso no viene al caso, Yoochun. Eventualmente contraerás cáncer y morirás, probablemente con mucho sufrimiento de antemano y—”
Yoochun presionó su nariz y respiró profundamente. Podría ser un viaje largo.


X

El camino estaba despejado, abierto y vacío. No muchas personas seguían usando los caminos del suelo y escogían tomar caminos más directos en el aire. A Yoochun le gustaba la relajación de un camino despejado, la sensación de soportar un largo y solitario viaje para poder llegar a otro lugar. Hacía que la satisfacción de llegar al destino fuera mucho más dulce. El espacio le permitía pensar, el lento retumbo del motor calmando la turbulencia dentro de su mente. Algo que no había sentido hace un tiempo. Tal vez desde hace tres días.

A la mitad del viaje, Yoochun miró a Junsu y sonrió para sí mismo. Las ventanas estaban abajo; el aire entrando en el auto hacía que sus cabellos volaran. Había música, un CD de una de las películas de Yoochun. Junsu tenía un brazo ligeramente fuera del auto. Lo dejaba subir y bajar con la corriente del aire, riéndo cada vez que su mano se levantaba con el viento. Al girar su cabeza, Junsu rió y trató de explicarse con Yoochun.

“Es como si estuviese volando.”


X

“¿Ésta es la playa?”
Yoochun asintió y aseguró el auto. Estacionaron en la cima de una de las dunas cubiertas de hierba, la playa extendiéndose a lo largo y lejos bajo ellos con incontables kilómetros de arena. La marea estaba alta, dejando el contraste de la arena húmeda y seca.
“¿Quieres caminar?”, preguntó Yoochun, guardando las llaves en su bolsillo.
Junsu miró la arena. “Sería maravilloso. Pero ¿no nos hundiremos?”
Yoochun se rió. “¿Qué?, Por supuesto que no. Pero es mejor si te sacas los zapatos y los calcetines y te arremangas los pantalones.”
“Está bien”, dijo Junsu. Hizo exactamente lo que dijo Yoochun con una increíble eficiente rapidez. Yoochun hizo lo mismo, desconcertado. “¿Por qué?”, preguntó Junsu cuando estaba sosteniendo sus zapatos.
Yoochun se enderezó y sonrió. “Se siente bien. Vamos”.
Agarró la mano de Junsu y lo empujó al borde de la duna. “Tienes que tener cuidado, la arena se tiende a desplazar y—”
La arena se desplazó. La conversación se cortó al tropezarse con ambos caían dando vueltas, sus manos y brazos volaban y se les salían los zapatos. La arena estaba en todas partes; en la boca de Yoochun, en su ropa. Cayeron con un fuerte ruido sordo mientras la duna se echaba abajo en la playa.
“Uf”, Yoochun dijo coherentemente. Parpadeó para sacar la arenilla de sus ojos y se dio cuenta de un peso muerto encima de él. Al mirar, Yoochun sonrió al ver el rostro de sorpresa de Junsu a meros centímetros del suyo. “¿Estás bien?”
Junsu pestañeó lentamente antes de alejarse de Yoochun. “¡Yoochun! Lo siento mucho, ¿estás bien?, ¿te lastimé?, no quería—”
El cerebro de Yoochun ya se sentía lo suficientemente agitado por sí solo sin Junsu murmurando a su lado. Cerró sus ojos y volvió a reír tímidamente, con la sensación surgiendo para convertirse en una fuerte risa. El no dejar de reír lo hizo acurrucarse, agarrando fuerte su estómago y con las rodillas dobladas.
“¿Estás—estás bien?”, preguntó Junsu cautelosamente. Solo hizo que Yoochun se riera más fuerte. Le hizo un gesto a Junsu y trató de levantarlo.
“B-bien”, dijo entre risas. “¿Me ayudas a pararme?” Sosteniendo su mano, Yoochun respiró profundo para calmarse mientras Junsu lo levantaba. Su fuerza lo hizo tropezar y tambalearse un poco, sus extremidades estaban débiles por reírse.
“Gracias”.
Junsu le sonrió con una ceja levantada. “¿Estás bien, Yoochun?”
“Perfecto”, sonrió Yoochun. “Vamos, ¡te toca!” Tocó a Junsu en el hombro y corrió al mar, la arena volando entre sus tobillos.
El agua estaba congelada cuando Yoochun entró en el mar. Aulló y se volteó a ver a Junsu que, como era de esperarse, estaba donde mismo lo había dejado. Posicionando las manos alrededor de su boca, Yoochun gritó: “¡Se supone que debes perseguirme!”
Junsu levantó un pie, inseguro, antes de caminar rápidamente hacia Yoochun.
“¡Corre!, gritó Yoochun sonriendo tontamente, “¡se supone que debes correr!”
“No creo que sea seguro”, dijo Junsu, bajando la voz al ir acercándose a Yoochun y se paró en el borde del agua. “No luego de lo que acaba de pasar”.
Riendo, Yoochun metió las manos en el agua salada y le tiró un poco a Junsu. “¡Como sea!”
Junsu se congeló, su rostro rígido por la sorpresa. “Estoy…mojado”, tartamudeó rápidamente.
Yoochun reprimió sus pensamientos sucios y le volvió a tirar agua a Junsu. “Creo que lo estás. ¡Ahora tienes que tirarme a mí!”
Yoochun sonrió cuando Junsu sacudió la cabeza y retrocedió. “No podría”.
“Junsu”, Yoochun lo alcanzó y metió el tobillo de Junsu al agua. “Relájate, divirtámonos un rato”. Lo dejó y puso las manos en su cadera. “¡Ahora, mójame!”
Ups. De nuevo los pensamientos sucios. “Quiero decir, uh—” El agua lo golpeó a muerte en el rostro, callándolo.
Junsu sonrió tímidamente.
“¡No creo que hayas hecho eso!” Yoochun se rió por lo bajo y juntó agua en sus manos. La tiró al frente de los pantalones de Junsu y resopló cuando él se sacudió e inmediatamente cubrió su entrepierna con sus pequeñas manos.
“¡Atrápame si puedes!” Yoochun sonrió y salió disparado por el agua.
Pronto ambos estaban corriendo como niños, empapados con el agua y sus gritos irrumpían en el tranquilo alrededor.  Yoochun se zambulló cuando Junsu le envió una pequeña oleada.  Contratacó con un salpicón en la cara. Junsu se volteó para evitarlo, echó la cabeza hacia atrás riéndose, con su cabello pegado a las mejillas y a la frente. Yoochun comenzó a reír estúpidamente; ese era un robot guapísimo. Aunque con una risa rara.
Alejando sus pensamientos, Yoochun saltó hacia Junsu y lo empujó hasta que se desplomaron en la arena seca, jadeando fuertemente y riendo entre los respiros.
“Estoy muy feliz”, dijo Junsu y volteó su cabeza para mirar a Yoochun.
Yoochun tocó su mejilla. “Que bien, yo también”.
Junsu se sentó y movió su dedo por la arena, pequeñas zanjas llenándose de humedad. “¿Podemos construir un castillo de arena?”, preguntó tranquilamente. “Una vez vi uno en un libro. Se veía divertido”.
Acomodándose para sentarse al lado de Junsu, Yoochun se dio un golpecito en su labio inferior pensando. “No tenemos palas ni nada. ¿Pero supongo que podemos usar nuestras manos?”
Junsu le sonrió a Yoochun emocionado. “¿En serio?”
“Claro”, Yoochun se paró y perezosamente removió la arena de su espalda, “aunque no he construido uno en años”.
Junsu se paró y se sentó al lado de Yoochun. “¿Por dónde comenzamos?”
“Por allá, creo. Para que no se caiga tan rápido”. Yoochun hizo un gesto en la arena seca. “Vamos, comencemos”.
Junsu aplaudió y sonrió felizmente. Prácticamente saltó, con un pequeño baile en sus pasos.

Yoochun lo miró por un segundo y sacudió su cabeza antes de seguir los pasos de Junsu por la playa.

X

“Es el castillo más grande que he construido”. Yoochun se apoyó contra la pared de arena y le sonrió a Junsu. Estaban sentados dentro del castillo en los lados opuestos. Era muy bueno considerando que estaba hecho por un humano, un robot y sus manos, Yoochun debía admitirlo.

“Me siento como una princesa”, Junsu suspiró.

Yoochun resopló. “¿Qué?”

“Ya sabes”, Junsu frunció el ceño, “en las historias, las princesas en los castillos, esperando a su príncipe azul”.

“¿Soy tu príncipe azul?” Yoochun se verse serio y falló. Se puso en una posición noble. “Oh, Princesa Junsu, ¡vine a rescatarte!”

“Te vez más como un indigente”.

Yoochun extendió el brazo y golpeó la pierna de Junsu. “¡Oye! Que grosero—” Se detuvo cuando Junsu rió. Yoochun hizo un puchero, “Soy muy encantador, haré que lo sepas”.

Junsu miró al cielo. “Es tarde, nos deberíamos ir. Mañana debes levantarte temprano”.

Yoochun palideció con las palabras ‘levantarse temprano’. “¿Por qué?”

“Debemos ir de compras”. Junsu se levantó cuidadosamente y salió de la fortaleza de arena.

Puaj, de compras. Yoochun también odiaba esa álabra. “Está bien”, suspiró y se reunió con Junsu.

“Me gusta la playa”. Junsu tocó la arena con los pies y sonrió al ver su obra.

“Me alegra haber podido mostrártela”, dijo Yoochun honestamente. Se volteó y comenzó a caminar hacia las dunas. “Vamos, princesa, busquemos los zapatos”.

Yoochun tuvo la sensación de que en los próximos días, encontraría arena en lugares que ni siquiera sabía que existían.


3 comentarios:

  1. No puede ser que lo dejen hasta allii!!!!!! Continuenlo porfavor!! ♥♥♥

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  2. muy lindo!!!!!!!!! el junsu ciber me parece tan tierno, ojala lo continuen, hacen un muy lindo trabajo... suerteeee

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  3. Por lo menos por favor denos la pagina para leerlo en ingles?
    Hacen estupendo trabajo las felicito!!
    Me gustaria que porfis
    actualicen algun dia el blog muy bueno todo.

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